Apenas unas horas y dejaré atrás éste paraíso.
Me he dado cuenta que el marco geográfico es indiferente, que lo que importa es desaparecer de tu monótono entorno diario, y hacer nada, eso, nada.
Mi amigo Tony me dijo un día que tenía que aprender a aburrirme, y en éstos días de desconexión total, he llegado a la conclusión, de que sólo en las vacaciones se puede uno aburrir si sentir que se está perdiendo el tiempo, osea, tener la sensación de no hacer nada y realmente estar disfrutando de eso.
Este año por un tema familiar el destino ha sido cerquita, una hora de avión y voila!!, te encuentras dando un chapuzón en ese cálido agua del Mediterráneo que tanto añoramos los que vivimos en Madrid
Ha habido años de viajes a lugares exóticos, pero si os digo la verdad, en esos me ha faltado esa sensación de paréntesis, de descanso, de relax, de volver con las pilas cargadas….
Con ésto no quiero decir que no vuelva a elegir uno de esos destinos más, ni que no sean mis vacaciones soñadas, sino que ésta otra opción que solemos dejar para cuando nuestros recursos o circunstancias no son muy boyantes, es la más acertada cuando realmente te has tomado esos días para salvarte la vida del gran mal llamado estrés.
Por supuesto, a favor de los destinos paradisíacos, es que entras en contacto con otras culturas y otras personas y te das cuenta que no hay una única forma de ver las cosas, y eso, eso te hace grande como persona.
Ya ha pasado un buen rato desde que cerré los ojos para disfrutar de ese maravilloso sonido que provocan las olas, y he intentado guardarlo en lo más profundo de mi cabeza para que ahora, cuando llegue a mi monótono destino diario, pueda cerrar los ojos y volver a oírlo, tranquilizarme y recordar que no pasa nada, que no me voy a agobiar porque en breve tendré otros pocos días, escasos pero reconfortantes donde volver a coger fuerzas.
Es hora de terminar, en breve piso el caluroso asfalto de mi querido Madrid. Pero ya me he encargado de hacer una pequeña quedada con esas locas llamadas amigas con las que tomaré unas cañejas y me harán olvidar que mañana, mañana es lunes y hay que volver a la rutina.